9 de agosto de 2011

vienes viernes.

Ya relajada,
bendita paz de la desconexión,
y ahora sentimiento de arropo.
Pero ha habido algo profundo ahí,
lo suficiente como para estar con la lágrima permanente en el ojo,
anoche, a la mañana pronto, después, más tarde y otra vez.
Y eso no suele ser lo que protagoniza la rutina
¿Y qué será?
Ahora desde la frialdad de la distancia no lo tengo claro,
y en su momento no lo tuve.
Supongo que muchas mezclas,
pero para variar,
el miedo que visita es el de desconocer palabras que lo nombren,
o es más,
conocer nombres y sentir lo que significan y no asociarlos.
Y así no saber el verdadero significado de las cosas.