Ya relajada,
bendita paz de la desconexión,
y ahora sentimiento de arropo.
Pero ha habido algo profundo ahí,
lo suficiente como para estar con la lágrima permanente en el ojo,
anoche, a la mañana pronto, después, más tarde y otra vez.
Y eso no suele ser lo que protagoniza la rutina
¿Y qué será?
Ahora desde la frialdad de la distancia no lo tengo claro,
y en su momento no lo tuve.
Supongo que muchas mezclas,
pero para variar,
el miedo que visita es el de desconocer palabras que lo nombren,
o es más,
conocer nombres y sentir lo que significan y no asociarlos.
Y así no saber el verdadero significado de las cosas.
y qué sería de nosotras sin los miedos que nos cuestionan. Y qué sería de nosotra sin los horizontes que tememos día a día. todo surgiría fácil y sin remedio, pues no dudaríamos ni lo más mínimo en ningún instante. gracias, miedo, que me muestras caminos y me ocultas otros, perversos e inexplorables. gracias, miedo, por dejarte vencer en las ocasiones en las que me siento eterno y fuerte. gracias, miedo, por mostrarme mis límites y dejarme sobrepasarlos por doquier, por valía, por querer ser alguien diferente en mí yo imperturbable. por ello y mucho más, GRACIAS miedo.
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